Introducción a la moral kantiana: el Imperativo Categórico.
La
ética kantiana se ha entendido casi generalmente en el ámbito de la filosofía
continental como una ética formal. Se dice que es formal en tanto no afirma el
criterio de la moralidad a partir de las particulares comportamientos de las
personas, ni tampoco toma en cuenta las particulares consecuencias que se
desprenden de tales comportamientos ordenados, sino que afirma que el criterio
de la moralidad se encuentra en la fundamentación racional de las máximas que
se da una persona para actuar. En este sentido, la moral kantiana concibe las
distintas nociones de la buena voluntad, del agente racional y libre, del deber
y del Imperativo categórico, que es el supremo principio de la moralidad.
Se sabe que Kant trató de todas
estas cuestiones principalmente en tres libros internacionalmente famosos: La
Crítica de la Razón Práctica, La Metafísica de las Costumbres y la
Fundamentación a la Metafísica de las costumbres. En tales obras Kant expresa
que el hombre tiene una razón pura en su modalidad práctica, es decir, la razón
teorética que utiliza sus características para aplicarlas al plano de las
conductas del hombre. En ese sentido, el hombre se concibe como un ser actuante
con razón, es decir, como un agente racional.
Ahora bien, el agente racional se supone libre, en tanto
que es la voluntad una de las características intrínsecas de todo ser humano.
Dicha voluntad, es una voluntad libre que se concibe por Kant como un elemento
positivo, catalogable como bueno. Así, la libertad se da como presupuesta y existente,
y se afirma que el sujeto es un agente libre con buena voluntad que actúa
libremente. ¿Cuál es la razón de que exista la buena voluntad? En Kant la razón
es que es un a priori, es decir, que se nos da de manera intuitiva con total
independencia empírica justificativa. Esto quiere decir que la buena voluntad
es un hecho innegable en la filosofía de Kant, que se debe de aceptar si es que
se quiere hablar de cualquier problema ético y moral.
Ahora bien, si el agente es libre, éste debe actuar de acuerdo
a esa libertad que está regida por la buena voluntad. La buena voluntad se
desplega de manera a priori en la consciencia del agente racional y nunca tiene
que ver con las acciones particulares de los hombres, a sus fines, a sus
consecuencias o a determinados intereses.
De esta manera, la moral no se puede dar en órdenes que se
dan para perseguir determinados fines (como la felicidad, ya que dependería la
orden de una postura muy particular: la felicidad personal, cosa que no
necesariamente es virtuosa moralmente), determinadas consecuencias (como por
ejemplo en el impertaivo “si quieres tener sexo con C…, debes de comprarle un
Ferrari”), o determinados intereses (Para ser un buen cristiana, debes amar a
tu prójimo); en otro sentido, la moral no puede darse en expresiones
linguïsticas llamadas imperativos que estén sujetos a alguna condición o a
algún fin. Así, Kant afirma que no hay moralidad alguna en los Imperativos
Hipotéticos. Sin embargo, la moral para Kant sólo se da en imperativos.
¿Existen imperativos distintos a los Imperativos
hipotéticos? Sí, hay uno, que toma diferentes fórmulas particulares: el
Imperativo Categórico, categórico porque afirma la orden en tanto que es orden,
es decir, afirma un deber ser por el mero deber. Así, Kant considera que una
verdadera acción moral es aquella que se realiza con buena voluntad siguiendo
el simple y llano deber por el deber mismo. Esto sólo se puede verificar a
través de las máximas de conducta que una persona se impone en la realidad
práctica, en el mundo al cual asignamos –mediante postulaciones- deberes a los
humanos. De tal manera, Kant procede a dar la Fórmula Universal y Formal del
Imperativo Categórico, que a saber dice
"Sólo
actúa de tal modo que puedas desear que la máxima de tu acción se transforme en
una ley universal".
La sencillez lingüística es proporcionalmente inversa a sus
implicaciones filosóficas. Lo que implica el Imperativo Categórico (I.C.) es
que el agente racional debe actuar en razón de que tome su máxima (la regula de
deber proyectado en las conductas reales del propio agente racional) y aplique
su buena voluntad de modo que está considere que la máxima sea una máxima
compartida por cualquier agente racional diverso, de manera que no se dé
importancia a los diferentes casos particulares de conducta.
Una vez que se tiene este I.C. Kant otorga otras formas del
I.C. que cree que son expresiones distintas pero equivalentes de una misma y
sóla esencia de I.C. Ya veremos posteriormente que esto no es verdad
No hay comentarios:
Publicar un comentario